La historia que os vamos a contar hoy es de las que te hacen pensar que todo puede llegar a ser posible. Lina Medina Vásquez nació en Huancavelica, Perú, el 27 de septiembre de 1933 y es considerada la madre más joven de la historia. En la actualidad, Lina tiene 82 años de edad, pero cuando tenía cinco años, siete meses y veintiún días, dio a luz a su primer hijo, Gerardo, el cual nació perfectamente sano y sin ningún tipo de problema fisiológico.
Cuando empezó a notar el crecimiento del vientre de Lina, su padre, Tiburcio Medina, la llevó a los chamanes de la aldea presionado por las supersticiones de sus vecinos, pues pensaban que se trabaja de una maldición del espíritu de los antes, Apu. Los chamanes pensaron que se trataba de un tumor, por lo que le aconsejaron que la llevara a Pisco, la ciudad más cercana.
Tras examinarla, el Dr. Gerardo Lozada decidió que lo mejor era derivar su caso a Lima, capital peruana, donde por fin los especialistas que la atendieron les dieron un diagnóstico firme. Lina estaba embarazada. Un mes después, y para ser más exactos el 14 de mayo de 1939, Lina dio a luz a un niño mediante cesárea, realizada por el Dr. Lozada, el Dr. Colareta y el Dr. Bussalleu.
Le pusieron el nombre del doctor que había atendido a Lina, Gerardo. El niño en cuestión pesó 2 kilos y 700 gramos, y se encontraba perfectamente. Este fue criado pensando que era el décimo hijo de sus abuelos, pero a la edad de 10 años se enteró de que su verdadera madre era Lina y no su hermana. Gerardo tuvo una vida normal y saludable hasta los 40 años, edad en la que murió a consecuencia de una enfermedad en la médula ósea.
Las investigaciones médicas diagnosticaron que Lina comenzó a menstruar cuando tenía dos años y ocho meses. Se presume que su hijo fue concebido cuando ella tenía cuatro años y ocho meses, pero aún a día de hoy, no se sabe cómo tuvo lugar.
Tiburcio, el padre de la niña, estuvo preso durante varios días bajo sospecha de violación, pero se le dejó en libertad al no poder demostrar que hubiera sido el responsable. Con el tiempo, las sospechas recayeron sobre uno de sus ocho hermanos, que tenía discapacidad intelectual, archivándose el caso.
No fue hasta el año 2002, cuando el ginecólogo José Sandoval escribió acerca de su historia, hecho que aceleraría los trámites para que Lina recibiera una pensión vitalicia.
Fuente: wikipedia,Guioteca, El Comercio