Las condiciones del régimen penitenciario a las que está sometido Anders Breivik en la cárcel de Skien constituyen una violación del artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe castigos«inhumanos o degradantes», según el dictamen del tribunal de Oslo que juzgaba el caso de Breivik contra el estado noruego. Sin embargo, el tribunal rechazó la demanda del terrorista de extrema derecha que reclamaba derecho a mantener su correspondencia privada, según el artículo 8 de la misma convención.
«La prohibición de tratamiento inhumano y degradante representa un valor fundamental en una sociedad democrática. Esto se aplica en cualquier caso, sin importar quien, incluso a terroristas o asesinos», explicaba la sentencia que se hizo pública este miércoles. El estado deberá pagar además los costes del juicio que ascienden a 36.000 euros. El abogado de Breivik, Øystein Storrik, ha anunciado que no apelará y considera que el veredicto es muy importante ya que, con toda seguridad, el asesino pasará el resto de sus días en prisión.
Disfrazado como un oficial de policía, durante cerca de una hora persiguió a los jóvenes y remató a todos aquellos que encontró en su camino a los que acusaba de ser miembros de un partido que apoyaba la multiculturalidad.
Desde su arresto el día de los ataques, Breivik fue aislado de los otros prisioneros y su contacto con el mundo exterior, tanto visitas como correspondencia, ha sido mínimo. En estos cinco años tan solo pudo pasar unos breves momentos con su madre antes de que esta falleciera de cáncer en 2013.
El asesino dispone de tres celdas en la prisión de Skien, una para vivir, otra para estudiar y una tercera para hacer ejercicios físicos. Además, cuenta con una televisión, un ordenador sin conexión a Internet y una Play Station. Puede preparar su comida y lavar su ropa pero no tiene contacto con otros presos y tan solo puede hablar con el personal de seguridad.
Lo que ha conseguido
Con la sentencia que se acaba de conocer, el tribunal ha decidido atender parte de las demandas de su abogado, por lo que previsiblemente el preso podrá salir de sus celdas y mantener contacto con otros presos.
Noruega es un país que presume de un sistema carcelario orientado a la rehabilitación más que al castigo, pero la gravedad de los crímenes de Breivik y la conmoción que causaron en la sociedad noruega hace pensar que el terrorista pasará entre rejas el resto de sus días.
FUENTE: ABC.es