La estadounidense Laura Micetich sufre sobrepeso desde que era pequeña. Con un peso de 130 kg y una altura de 1.80, era difícil que pasara desapercibida. Laura se sentía siempre en el punto de mira: un monstruo gigante siempre interponiéndose en el paso. Pero hace 2 años, una vez terminados sus estudios de profesora, Laura decidió que tenía que cambiar.
Esta chica de 25 años recuerda el momento en el que sus hábitos cambiaron por completo. "Fue justo al acabar la Universidad. Acababa de terminar una relación sentimental de 4 años y sabía que tenía que cambiar algo. Ahora iba a enseñar a niños y tenía que darles ejemplo." También temía que la gente de su nueva vida no vieran más allá de su peso.
Esa fue la motivación que necesitaba para cambiar de forma drástica sus hábitos. Tras años de comer enormes cantidades de caramelos y comida basura, se prometió parar. Lo primero que hizo fue tomarse esta foto del "antes"...
...y, a continuación, se apuntó a un gimnasio.
Al principio se planteó someterse a operaciones para perder peso, pero decidió probar su propia fuerza primero. Tenía claro que quería demostrarse a sí misma y los que la rodeaban que podía cambiar.
Instagram/theirongiantess
Laura comenzó a hacer ejercicio con regularidad y a comer de forma saludable. "Solía ir sin parar a la nevera para comer algo que "necesitaba". No era ni comer por estrés; era una costumbre horrible; como si fuera algo automático". Pero esto paró rápidamente. Cuando vio lo rápido que perdía kilos, se dio cuenta de que podía alcanzar sus metas.
Laura trabajó duro y un año después, había perdido casi la mitad de peso. En el gimnasio le pusieron el sobrenombre de "Gigante de hierro" y si la ves hoy, te darás cuenta de lo increíbles que son sus fotos del antes y después. Es difícil de creer que son fotos de la misma persona.
Muchos no pueden creerse este cambio: "Hay gente que piensa que me he operado. Pero lo cierto es que esto es resultado de trabajo duro. Primero tuve que obligarme a ir al gimnasio, pero finalmente lo logré".
"Más tarde me enteré de que en el gimnasio la gente me tomaba a risa. Pero pronto quedaron impresionados con mi esfuerzo". Su perfil de Instagram la ayudó mucho a motivarse. "Durante mucho tiempo tuve miedo de que algún conocido me encontrara. Pero la comunidad online me apoyó mucho y fue maravilloso poder ver mi transformación de forma tan clara".
Aunque Laura perdió mucho peso, la piel no le ha quedado colgona. Ella piensa que es gracias a las persas que ha levantado. Aparte de unas cuantas estrías y sus fotos de antes, apenas queda de la antigua Laura. De hecho, Laura lleva sus estrías con orgullo porque le recuerdan el esfuerzo que ha hecho y lo lejos que ha logrado llegar.
Su transformación es tan extrema que algunas empresas han intentado comprar sus imágenes para vender pastillas para adelgazar. Aunque Laura lo encuentra terrible, también le sube la autoestima por su cuerpo en forma.
Por fin Laura se siente bien con su cuerpo y cómoda frente a sus alumnos. A veces cuando ve su ropa de antes, no puede creer que le estuviera bien.
"Mi principal objetivo es ser feliz y estar sana. Me encanta hacer ejercicio. Levanto pesas 6 veces a la semana. Es un nuevo enfoque vital. Ya no se trata de perder peso" cuenta la chica. Es algo que solo podemos subrayar.
La dedicación de esta chica es realmente admirable. Es genial que haya podido perder peso y esperamos que le siga yendo muy bien. Qué buen ejemplo para sus alumnos; una muestra de que la fuerza de voluntad puede llevarnos muy lejos.