Un hombre indio, sadhu Amar Bharati, hace 39 años juró que nunca bajaría su mano derecha y cumple su promesa. Lo hizo por una promesa religiosa. En el 1970 Bharati, que tenía mujer y tres hijos, dejó todo lo material y se convirtió en un monje errante.
Pasados tres años, comprendió que todavía no había logrado renunciar completamente a sus aficiones y placeres y se comprometió a no bajar jamás su mano derecha, alzada en nombre de Shivá.
Desde entonces han pasado 39 años y el hombre mantiene su promesa. Ahora su mano es un pedazo de huesos y piel inútil y Amar no es capaz ni siquiera de moverla. Según el místico, durante largo tiempo sufrió horribles dolores, pero estos no quebraron su voluntad. Ahora la extremidad está completamente atrofiada pero le sirve de poderoso símbolo de fe para todos los shivaítas.
Los sadhu como Amar son hombres que reniegan de la vida material y se dedican completamente a la religión, una opción muy extendida en la cultura india.
Centenares de miles de personas en este país, tras crear una familia y llevar una vida habitual desde el punto de vista occidental, en cierto momento deciden abandonar su hogar y convertirse en ascetas errantes. En este estatus ya no tienen placeres materiales pero, de acuerdo con sus creencias, reciben algo mucho más importante.
Fuente: RT