La prensa británica ha comparado a los abuelos con la glamurosa banda de ladrones de la película "Ocean's Eleven". Pero entre la incontinencia y el pase de transporte para jubilados, la realidad de los 'ladrones abuelos' de Hatton Garden es menos atractiva.
Desde el 23 de noviembre de 2015, cuatro ladrones de esta banda están siendo juzgados en el tribunal de Woolwich, en Londres. Otros cuatro, entre ellos el autor intelectual del golpe, de 76 años de edad, ya se han declarado culpables. Un tal 'Basil' sigue en paradero desconocido, añadiendo un misterio adicional al golpe que, en espera de su eventual adaptación al cine, aún no ha revelado todo sus secretos.
El guión del robo «más importante de la historia judicial del Reino Unido», en palabras del fiscal Philip Evans, es digno de Hollywood, con un elenco de una edad media de 61 años.
Aprovechando el fin de semana largo de Pascua a principios de abril, los ladrones penetraron en la cámara acorazada de la empresa Hatton Garden de Londres. Disfrazados como empleados del gas, descendieron por el hueco del ascensor y perforaron tres grandes agujeros en las paredes de medio metro de hormigón, gracias a un taladro industrial de diamante. Las imágenes de las cámaras de vigilancia registraron sus idas y venidas cuando vaciaron 73 cajas fuertes para llevarse un botín estimado en 14 millones de libras (casi 20 millones de euros) en oro, zafiros, diamantes, joyas, relojes de lujo y dinero en efectivo.
El golpe audaz no se descubrió hasta el martes siguiente y fue obra «de una banda que hizo pensar en Ocean's Eleven pero que en realidad no era más que un puñado de criminales despiadados», comentó Craig Turner, detective de Scotland Yard. Sin piedad, tal vez. Pero los detalles jugosos que se suceden en las audiencias hacen pensar más bien en una banda desorganizada y superada por la edad, a la que 200 agentes de la policía dio caza en mayo.
De entrada, los agujeros requirieron más tiempo de lo previsto y les obligaron a traer material adicional. Desanimado por esta circunstacia, Brian Reader, el cerebro del equipo, tiró la toalla y abandonó el golpe después de la primera noche, desplazándose en autobús con un pase gratuito de jubilado robado.
Las escuchas de la policía revelaron no pocas sopresas. Grabado en su modesto Citroën Saxo, Terry Perkins, de 67 años, se jactó de haber logrado «dar el mayor golpe de este mundo de mierda». También mencionó su diabetes y las inyecciones de insulina que necesitó en las pausas del robo. Otro miembro de la banda, William 'Bill' Lincoln, de 60 años, sufre incontinencia y se orinó encima en la comisaría tras ser detenido.
Los ladrones fraguaron el plan durante sus reuniones en el bar Castle de Islington, un barrio del norte de Londres. También miraron videos en YouTube para aprender técnicas de perforación. En casa de Daniel Jones, de 60 años, la policía encontró el libro 'Ciencia forense para inútiles'. Este mismo confesó que su parte del botín estaba escondido en un cementerio cerca de la tumba de un familiar. Sin embargo, se cuidó mucho de decir que otra parte, la mayor, estaba enterrada junto a otra tumba, la de su hermano. Otros escondieron las joyas en el microondas, o en los altavoces. «El plan era esperar que las cosas se calmaran antes de cambiarlo todo por dinero en efectivo», dijo el fiscal.
Terry Perkins, que ha pasado 22 años de su vida tras las rejas, calculó que el botín le daría para una buena jubilación. «¡Qué bella historia!, ¡sería un hermoso libro!», dijo al ser detenido.
La hermosa epopeya se detiene aquí, aunque quedan misterios por aclarar. No se han encontrado dos tercios del botín, y 'Basil' sigue desaparecido. En cuanto a la policía, sigue investigando las razones por las que no respondió la activación de la alarma. Y es que esto habría desbaratado el golpe el mismo viernes.