El Gobierno británico ha anunciado por sorpresa la creación de un nuevo impuesto sobre las comidas azucaradas para combatir la obesidad infantil y las enfermedades asociadas, como la diabetes. En noviembre un grupo de diputados habían reclamado esa tasa en el Parlamento, pero el Gobierno la descartó, señalando entonces que no era «la acción correcta». Pero en estos meses ha habido una campaña muy activa a favor del impuesto contra el azúcar, cuyo rostro mediático ha sido el cocinero televisivo y millonario empresario hostelero Jamie Oliver.
El impuesto sobre el azúcar no es nada nuevo. Los países escandinavos fueron pioneros. En 2012 lo incorporaron Francia y Hungría y en 2014, México.
662 millones anuales
La tasa del azúcar recaudará el equivalente a 662 millones de euros anuales, fondos que se destinarán a financiar más actividades deportivas en las escuelas de primaria. Los zumos de fruta pura y las bebidas basadas en la leche quedarán exentos. Lo normal es que las compañías afectadas, cuyas acciones bajaron hasta un 5% tras conocerse la nueva carga fiscal, trasladen el coste el impuesto a sus precios. Pero Osborne les advirtió que «esa decisión tendrá un impacto sobre el consumo».
Los impuestos sobre los combustibles, la cerveza y la sidra se mantienen congelados y el del tabaco aumentará un 2% por encima de la inflación, que será del 0,7 este año y del 1,6 el próximo.
FUENTE: ABC.es