La activista medioambiental Linda Koebner siempre ha luchado por proteger los derechos de los animales. Con solo 23 años, esta americana, por entonces estudiante universitaria, lideró un proyecto para liberar a 6 chimpancés que habían pasado la vida en un laboratorio de pruebas.
Por aquel entonces era práctica común matar a los animales cuando ya no se les sometía a más pruebas. Koebner luchó para darles una oportunidad de vivir en un enorme complejo al aire libre, devolviéndoles así un poco de la dignidad que habían perdido.
Por desgracia, devolverlos a la selva no era una opción, ya que habían nacido en cautividad y pasado sus primeros años de vida en jaulas. Una de las chimpancés hembra también necesitaba medicación de forma regular. Pero Linda fue testigo de cómo los chimpancés aspiraban el olor del césped fresco por primera vez y se movían con libertad.
Linda alimentó a uno de los animales enfermos a diario con un biberón, y pasó mucho tiempo con sus peludos amigos para ayudarles a adaptarse a la vida fuera de la jaula.
Pero entonces llegó la hora de separarse de los animales, que debían aprender a vivir de la forma más independiente posible. Aunque fue difícil, Linda dijo adiós a los chimpancés y volvió a sus estudios. Al mismo tiempo, el proyecto que había comenzado resultó ser un gran éxito: los animales se multiplicaron y se convirtieron en una gran familia. Los unos se apoyaban en los otros para superar la vida en el laboratorio.
Unos 18 años después, Linda fue a visitar a sus peludos amigos. Dos de los seis que había rescatado aún vivían. Pero Linda se preparó para la reunión, consciente de que sus cariñosos amigos de entonces tenían ahora peligrosas garras y dientes. Linda tenía dudas de que las dos chimpancés hembra, Doll and Swing, la recordaran, aunque ella siempre tuvo presente a las preciosas chimpancés.
Al aproximarse al río que separaba el lugar donde sus viejas amigas se encontraban, Linda imitó el sonido que los chimpancés usan como saludo.
Youtube/ argofilms
Youtube/ argofilms
Linda reconoció inmediatamente a Doll y Swing, y ellas también vieron a la mujer desde el otro lado del río. Cuando Linda subió a un bote para acercarse a ellas, estas empezaron a correr.
"¿Te acuerdas de mí?" Linda preguntó a la chimpancé mientras se aproximaba. Entonces sucedió algo increíble: la chimpancé le lanzó los brazos y le dio un fuerte abrazo.
No había ninguna duda de que Doll y Swing sabían que abrazaban a la mujer que las había salvado años atrás. Nunca actuarían de esta manera con extraños.
Linda se quedó sin palabras. Casi dos décadas después y nada había cambiado entre ellas.
Aunque Doll y Swing no pueden hablar, era obvio que sentían un enorme aprecio por Linda.
Linda siempre formará parte de su familia, pese al tiempo que han pasado separadas. Linda no pudo contener el llanto al volver a reunirse con sus viejas amigas, a las que se alegraba tanto de ver tan bien. En este vídeo puedes ver su emotiva reunión (vídeo en inglés):
Linda siempre supo que estaba haciendo algo bueno por estos animales. Es un precioso símbolo de esperanza que estas dos chimpancés, después de haber pasado calamidades a manos de seres humanos, aún puedan confiar en Linda.