Resonaban los ecos de los bombos, el día de la Lotería de Navidad, cuando Marisa se llevó la peor sorpresa posible: alguien se lo había llevado todo; juguetes, ropa, todo. Las donaciones que, con tanto mimo, los miembros de la ONG La Solidaridad es la Fuerza habían terminado de embalar la noche anterior, listas para aterrizar bajo los árboles de 840 niños en situaciones a cuál más precaria, ya no estaban.
Había muchos juguetes, muchísimos. Calculan que unos 500, entre muñecas, juegos de mesa, pelotas, bicicletas... Pero también ropa. Cada colaborador había apadrinado a un niño y tenían 156 equipaciones deportivas completas: chándal más zapatillas a estrenar. Ahora no quedan más que algunos peluches sueltos, un par de bicicletas de niña y esa puerta abierta, reventada, bajo el cartel de la ONG:
La Solidaridad es la Fuerza es el sueño de dos mujeres con un reto: ningún niño sin Navidad. Un eje Madrid-Cantabria que ahora se ha roto, como la ventana por la que entraron los ladrones, como esa puerta que abrieron para meter dentro una furgoneta y acabar con el sueño de tantas familias. "Aún se aprecian las rodadas del vehículo, es vergonzoso", relata a EL MUNDO Víctor, un Guardia Civil miembro, además, de la organización.
Quiosco solidario
"Te acostumbras a ver cosas desagradables, pero esto te toca más, por el contexto", lamenta el agente de la Benemérita, que recibió la primera llamada para acudir a la nave. Marisa Rotaeche, el alma cántabra de esta ONG con 'sede social' en el madrileño quiosco de Argüelles, tuvo que ser atentida por una crisis de ansiedad. Y a Marisol Valentín, la otra fundadora, le tiembla la voz al otro lado del teléfono.
Todas las patrullas de la Guardia Civil de la zona buscan sin descanso, aunque sin demasiada esperanza, los grandes embalajes, etiquetados 'niño o niña', por edades y por destinos. Tras la llamada de EL MUNDO, Víctor acudirá a comprobar unas bolsas sospechosas que la Policía Nacional ha encontrado en un garaje de un pueblo cercano, pero será una falsa alarma.
Todo apunta a alguien de la zona. El martes llegaron las donaciones a esta nave de Pontejos, una pequeña localidad cercana a Santander. El miércoles embalaron los regalos y organizaron el reparto. El jueves por la mañana, todo había desaparecido. "Sabían que robaban a una ONG, hay logos por todas partes", explica Marisa.
Dos semanas para recuperarlo todo
Pero el reto más urgente es reponer los sueños de más de 800 niños. "Tenemos dos semanas, hasta Reyes, para recoger nuevas donaciones y que ningún niño se quede sin juguetes", afirma Marisa. Y la cosa no va mal. Muy activa en redes sociales, La Solidaridad es la Fuerza está ya a pleno rendimiento recogiendo juguetes y ropa de toda España. El colegio El Grego, del madrileño barrio de Villaverde, ha donado 60 juguetes. Un concesionario de Santander, 500 euros. La vecina Ertzainza ha movilizado a su asociación benéfica para colaborar.
Recogen juguetes en el quiosco de Marisa, junto al metro de Argüelles, y en varios colegios de Cantabria. También atienden donantes en su grupo de Facebook. Y aceptan donaciones en la cuenta de la ONG: ES51 0081 0119 7500 0153 3158.
"Los niños no entienden de robos, de guerra ni de acosos. Entienden que es Navidad y quieren sus juguetes", afirma Víctor. Y los únicos juguetes que estos cientos de niños verán esta Navidad tendrán el sello de esta ONG que, ahora más que nunca, hace honor a su nombre: La Solidaridad es la Fuerza.